Número 45: enero a marzo de 2020

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Revista CEMCI - Número 45

Ocio: Cuando volvamos de allí

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Cuando volvamos de allí

Robert Ferdinand Céline empieza su más famoso libro con una serigrafía perenne que acompaña al lector durante toda su excelsa obra, Viaje al fin de la noche:

Viajar es útil, hace trabajar la imaginación.
El resto no es más que decepción y fatiga. Nuestro viaje
es enteramente imaginario. De ahí su fuerza.

Ocio

Este hueco, en su humilde, humildísima, medida, sirve como válvula de escape del tedio que, en ocasiones, supone el argot jurídico. Trae, retrotrae y anhela un pasado, un momento, un recuerdo que, siendo real o no, siempre está ahí. Quizás, la mayor parte de lectores acompañan estas palabras con algún imaginario que les permite estar en un despacho, frente a un monitor o pegado a la pantalla de cualquier artefacto digital, mientras, al otro lado del deseo, escamotean sus quehaceres viéndose en una mesa con amigos, compartiendo el silencio o, llanamente, despegando su fábula del lugar que los tiene anclados.

Parece mentira que hasta ahora no habíamos recabado en lo dulce que eran los tedios del día a día. El abrir una puerta y salir por ella. El montarse en un ascensor y hablar del tiempo con el vecino del quinto. El sentarse en un banco a escuchar el gorgoteo de las palomas, los chillidos de los niños y hasta el claxon de los coches. O el de la mundanidad más abyecta, el salir de casa, comprarse un paquete de pipas y, sin prisas, sin aspavientos, sin la desesperación de un furtivo que se escabulle entre las sombras, volver, porque no había necesidad de más, ni tampoco lo queríamos. Son instantes que, largos o cortos, nos enseñan a vivir.

Lo que tampoco sabíamos era lo bonito que puede sonar un hola, pero sobre todo un adiós, porque del segundo uno no se escapa, implica que tanto para bien, como para mal, hemos llegado a tiempo. Y no habíamos reparado en ello porque ya teníamos construido esos recuerdos y pensábamos que no necesitábamos nuevos, que con vivir del pasado nos era suficiente pero, como infames humanos, seguimos tropezando.

Ocio

En estos días, en los que no ocurre nada –o quizás, por desgracia, ocurre demasiado-, echamos de menos eso. El pasar. El traspasar. El huir. El escapar. El andar. El desandar. El ir, el volver y el empezar. Como verbos que todos son, definen los actos, implican acción, porque ahora, obtusos de nosotros, nos hemos percatado que, causalmente, se vive viviendo. Qué perogrullada sí, pero a ver quién es el valiente que en los próximos meses, y habiendo dejado atrás el amargo trago de la derrota, dice que no quiere ir a tomar un café.

Y es que, habiendo comprendido que esos actos solo nos llevan hacia fuera, hemos caído en la cuenta que han de ser realizados, en un perfecto participio que nos satisfaga por el deber cumplido, sino, de qué nos vale pasar si no hemos traspasado. De qué nos sirve huir, si aún no hemos escapado. Este interludio nos ha evidenciado que acabar un acto implica ser dueño de él y, a fin de cuentas, de nosotros mismos. La gente no construye el recuerdo por el anhelo de lo que fue, la gente, lo que ama realmente, es la pulsión vital de volver a satisfacer el deseo con el pudiere, aunque este nunca llegue; del ser, que tal vez será.

¿Quién me ha robado el mes de abril?
¿Cómo pudo sucederme a mí?
Pero ¿Quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
Donde guardo el corazón
Joaquín Sabina - ¿Quién me ha robado el mes de Abril?

Ocio

Ignacio Jesús Serrano Contreras

Revista CEMCI

La Revista CEMCI es una publicación trimestral del Centro de Estudios Municipales y de Cooperación Internacional, Agencia Pública Administrativa Local de la Diputación de Granada.

Revista CEMCI - Número 45

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